“PATAGONIA”
Delimitada al norte por el Río Colorado y al sur por el Cabo de Hornos, tomando parte de Argentina y Chile, la Patagonia es un inmenso territorio prácticamente desértico surcado por un viento tenaz. Desde la Antigüedad, es fuente de fantasías, mitos y leyendas y la realidad supera en ella a menudo la ficción. Ya los griegos suponían la existencia de una tierra austral que bautizaron, sin conocerla, Antártida, en oposición a las tierras del norte y del Ártico. Mucho después, se transformó en la obsesión de los conquistadores aventureros e inmigrantes de diferentes horizontes. Mientras que la brújula indica el Norte, a los europeos siempre les fascinó el Sur. Esta búsqueda febril de un paraíso soñado en la tierra, de Eldorado, tiene una resonancia particular en la conquista de América.
El 22 de mayo de 1520, el Santiago, goleta de la flota de Magallanes, encalla sobre la costa este de Santa Cruz, la actual ciudad de San Julián. Desde entonces, el entusiasmo, la locura y la pasión superan a la razón. Su carácter lejano, inhóspito y extraño, atrae a aventureros pioneros en busca de ilusiones, de esperanza y a veces de olvido. El fin del fin del mundo que constituyen en la Argentina las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego aparece en su imaginario como tierra a conquistar, a explotar y a rentabilizar.
Recién en el siglo XIX llegan los colonos a esta tierra « incognita ». Van a encontrar civilizaciones indígenas nómades más frágiles que las grandes civilizaciones sedentarias de América. Los indios Tehuelches, llamados también Patagones, no sobrevivirán a la colonización europea. En 1876, el gobierno de Julio A. Roca lanza la « campaña de pacificación » para pasar a la ganadería extensiva orientada a la exportación. En las culturas indias, la propiedad privada no existía. Los indios habían tomado entonces la costumbre de cazar, como cualquier animal salvaje, las ovejas importadas por los criadores ingleses y galos instalados en la Patagonia. A pesar de los esfuerzos de los Salesianos que
intentaron agruparlos en « misiones », los indios fueron víctimas de una campaña de exterminio sistemático.
Como tierra de exilio, tierra virgen donde todo está por construirse, la Patagonia atrae como un imán a los rebeldes, a los extravagantes y a los colonos. En ella encontramos galos, ingleses, rusos, bóers, judíos, mormones, mientras que la densidad es todavía hoy en día de menos de un habitante por km2. La arquitectura heteróclita muestra, por otra parte, la voluntad de las diferentes comunidades por preservar sus hábitos y costumbres.
Los primeros testimonios sobre la vida en la Patagonia, su naturaleza excéntrica y sobredimensionada, su fauna extraña, su historia y sus misterios, nos llegan, a finales del siglo XIX, de exploradores como el padre Alberto María de Agostini, George Ch. Musters o Francisco Pascasio Moreno, alias « Perito » Moreno, cuyo nombre designa hoy al célebre glaciar. Como Bruce Chatwin en su libro En Patagonie, « la Patagonia es una amante difícil. Te embruja. ¡Es una hechicera! Te rodea con sus brazos y no te deja ir ». En efecto, incluso quienes se van vuelven continua y fielmente a ella, como las conmovedoras colonias de pingüinos de Magallanes o las manadas de ballenas francas australes y de lobos de mar, únicos ocupantes de un litoral desolado, azotado por los vientos en donde vienen a hundirse los barcos arrastrados por temibles tormentas. Otros tiempos, otras costumbres: estas especies están hoy en día protegidas después de haber sido durante mucho tiempo perseguidas y salvajemente cazadas por el Hombre.
Siendo tierra de migraciones, la Patagonia fue poblada sobre todo por los pioneros que vinieron a desempeñar dos actividades fundamentales de la región: minera y pastoril. Cuanto más al sur vamos, más ricos son la cría de ovejas y más numerosos son los británicos. Son descendientes de los pioneros que desbrozaron y cercaron las tierras en los años 80. Ganaron mucho dinero pues la mano de obra barata permitió que la lana patagónica eclipse a todos los competidores. Los peones eran también, y lo son todavía, inmigrantes provenientes de la isla de Chiloé. En 1919, el desmoronamiento de la cotización de la lana y de los salarios suscitó tensiones muy fuertes entre los criadores anglosajones y su personal. Las huelgas que siguieron, entre 1919 y 1921, afectaron a toda la provincia de
Santa Cruz. Marcadas ideológicamente por el crecimiento de las ideas socialistas y anarquistas, y dirigidas por el gallego Antonio Soto, estas huelgas fueron duramente reprimidas duramente por el poder bajo la orden del presidente Hipólito Yrigoyen y terminaron en un baño de sangre. Cientos de obreros de Chiloé fueron fusilados por el ejército sin ningún tipo de proceso.
Tierra de luchas, lágrimas y esfuerzos, la Patagonia es también una tierra de aventuras. En esos mismos años la región vivirá la odisea heroica de la Aéropostale a través de una serie de episodios, a menudo dramáticos, que ponen en escena a los pilotos de lo extremo: Almonacid, Giyane, Bernos, Saint Exupéry, Guillaumet y, por supuesto, Mermoz. Continuando el gran propósito concebido en 1919 por Pierre Georges Latécoère de una línea aérea postal Francia– Sudamérica, Marcel Bouilloux-Lafont emprende la realización efectiva de la red aérea que constituye su culminación. Esto es posible gracias a acuerdos de vuelo y de transporte de correo negociados con los diferentes gobiernos. El convenio con la Argentina del 16 de junio de 1927 permite la creación de una empresa nacional, Aeroposta Argentina, filial de la Compagnie Générale Aéropostale. Aeroposta Argentina prepara dos líneas interiores desde Buenos Aires, una hacia Asunción del Paraguay, y la otra que atraviesa la Patagonia por Bahía Blanca, Rawson, Trelew, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. Los pioneros de la aviación abren de esta manera la ruta del cielo de la Patagonia, desafiando, a menudo a costa de ellos mismos, las duras condiciones climáticas y los obstáculos naturales que constituyen particularmente la Cordillera de los Andes y las enormes distancias.
Las hazañas de los pilotos que superan constantemente los límites técnicos y humanos y desafían la brutalidad de los elementos son un reflejo de la vida tumultuosa y problemática de los pioneros, colonos y aventureros de las tierras patagónicas, héroes anónimos de esta Conquista del Sur que muestra magníficamente el archivo ROIL de Río Gallegos.
Jean-Marie LEMOGODEUC
Su evento me parece de primera y muy instructivo al igual que los ejemplares en estas fotos:
ResponderEliminarhttp://www.voyporfuera.com/eventos.asp?id=196